Entonces, ¿Cómo va el mercado inmobiliario?
El año 2020 estuvo cargado de incertidumbre debido a la emergencia sanitaria que provocó el Covid-19. Esto dio como resultado una gran desaceleración en la economía, en especial en el sector inmobiliario. A partir de esto, el Banguat estimó que el sector de construcción iba a sufrir una caída de hasta un 7.5%, pero ¿Estas proyecciones negativas se están cumpliendo? Actualmente el ritmo de la economía se ha ido normalizando poco a poco y con esto han surgido ciertas tendencias que aclaran el panorama para nuestra industria.
Si bien es cierto que el primer trimestre de la pandemia el mercado inmobiliario estuvo congelado por completo debido a las restricciones, éste fue un período de tiempo fundamental para que las personas tuvieran tiempo de analizar su estilo de vida. A partir de esta situación, pudimos empezar a ver los primeros fenómenos que dinamizaron al mercado inmobiliario.
En el plano profesional observamos como la implementación del home office en algunas industrias fue necesario. Esto trajo diferentes tendencias. Primero, los espacios de oficina cambiaron drásticamente. Pasamos de oficinas grandes y lujosas, a ya no necesitar el mismo espacio. Buscar “opciones” que se adecuaran mejor al cambio, fue una necesidad.
En contraste, aquellas profesiones que no pudieron hacer dicha transición, necesitaron de espacios adaptados y mucho más grandes para poder trabajar con la pertinente distancia, para reducir factores de riesgo en su salud.
En el caso de los inmuebles habitacionales vimos significativos cambios en las prioridades de los clientes. Debido a que el ritmo de vida bajó, pudimos apreciar que la demanda dejó de ser basada en ubicación por el “lugar de trabajo” o “centro de estudios” y pasó a ser más un tema de calidad de vida, en el cuál a través de la vivienda, buscaron propiedades con espacios necesarios para suplir la necesidad de trabajar, recrearse y descansar. Esto desencadenó a reenfocar la arquitectura de los nuevos proyectos y a revitalizar suburbios aledaños a la ciudad que ofrecen entornos más naturales y que por mucho tiempo tuvieron poca demanda.
Definitivamente la pandemia dejó una marca inolvidable en el mercado inmobiliario, pero muy diferente a otras crisis que hemos vivido. Esto es debido a que principalmente, fue una crisis sanitaria que derivó en un estancamiento económico y no al revés. Si somos positivos, podemos asegurar que este suceso permitió que existiera una aceleración en el mercado que se proyectaba hasta dentro de 10-15 años. Así mismo, el estancamiento provocó un reajuste de precios en el mercado, lo que permitirá a otras generaciones tener una perspectiva diferente al invertir en propiedades. Esto nos deja claro que los Bienes Raíces no paran y nos tenemos que adaptar para suplir las necesidades de un mercado demandante y muy dinámico.
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